Durante cualquier proceso judicial, la presentación y aportación de pruebas que ayuden a resolver y a emitir un veredicto fehaciente sobre el caso es fundamental y necesaria. Así, se ponen de relieve todas las herramientas y los servicios al alcance del usuario físico o jurídico para conseguir dichas pruebas. Uno de estos servicios es el que pueden ofrecer los detectives privados que, contratados por una de las partes, pueden llegar a obtener datos que se conviertan en acusación directa de la parte señalada.
De este modo, su papel o la intervención que puedan llegar a realizar en el proceso judicial puede resultar muy determinante para la resolución del mismo. En casos de divorcio o de nulidad matrimonial, más cuando ha habido niños en común, la labor de los detectives privados ha supuesto una prueba decisoria. Lo mismo ocurre en fraudes a aseguradoras o a empresas, en los que se ha castigado malos hábitos tanto de empresarios como de empleados gracias a las pruebas resultantes del trabajo detectivesco.